Érase una vez, una niña llamada Salwa, que era de Marruecos. Se acababan de mudar a una ciudad de España. Nadie quería ser su amiga porque era extranjera. Pasaron los años y seguía sin tener amigos. Hasta que un día en su instituto decidieron hacer un concurso. Consistía que quien tuviese mayor conocimiento en medicina de premio una clínica. El concurso duraba 1 semana. Entonces, Salwa fue a buscar a su profesora que se llamaba Silvia, para que le ayude . A Silvia le daba pena Salwa porque no tenía casi amigos e hizo todo lo posible para que ganara. Primero le enseño lo principal que debía aprenderse que era saberse que órganos hay en cada parte, como se llaman, que causa y como son sus dolores. Como Salwa era lista, se lo aprendió rápido. Lo segundo era como debía comportrse con los pacientes. Al día siguiente, era la prueba y todos estaban impacientes por enseñar las habilidades que habían aprendido durante la semana. Ella y su profesora eran las últimas candidatas. Los jueces se quedaron boquiabiertos y decidieron de que Salwa era la ganadora. Le dieron la clínica y como ella era generosa, para agradecerle a Silvia la ayuda decidió compartir la clínica con ella, porque si no fuera por ella no habría ganado. La clínica la llamó Jiménez y tuvo mucho éxito. Después de dos semanas todos los alumnos que la odiaban antes ahora querían ser su amiga. Ella les perdonó y todos ellos para pedonarla le compraron todo el material. Al abrir el regalo se quedó entusiasmada. Desde ese momento todos fueeron buenos amigos.
FIN
