Había una vez un pueblo indio americano llamado los Apalaches. Vivían en la ribera del Missisipi, aunque algunos también vivían en los Montes Apalaches, puesto que el nombre viene de la tribu. En cuanto a los Apalaches del Missisipi tenían un puente que les era de gran ayuda para guerrear y comercializar con otras tribus. Pero ese puente era poco resistente y con cada riada se destruía. Por eso, un día el Diablo visitó a esa tribu y le dijo al cacique:
-Yo os puedo construir el puente pero cuando hayais muerto me entregaréis vuestras almas- dijo el Diablo.
El cacique aceptó y esa misma noche el diablo se puso a construir el puente. Un puente de piedra. Y puesto a que el diablo solo tenía una noche pera construirlo un niño astuto le arrancó una pluma al gallo y cuando el diablo lo oyó, tiró la última piedra que le quedaba por colocar al río y se fue, y así el diablo perdió la apuesta. Cuando creció, al niño astuto lo nombraron cacique. Todavía hoy, ese puente, sigue en pie.
FIN
